paso sin saludar descuidando los sentimientos,
paso como un rayo dejando una estela que desaparece en segundos,
paso al pasado dejando recuerdos en el maltrecho camino.
Me dejo con las ganas que deja el último abrazo,
el último aliento del moribundo,
el final de un beso de despedida.
Me dejo sin saber, sin sentir, sin conocer,
se perdió como una gota de agua en el inmenso océano,
pero mis recuerdos existen, perduran, no se borraron en mi memoria,
viven en mi interior y no mueren.
Como recuerdo esos instantes vividos,
esa juventud compartida por todos,
esos juegos de calle asidos por nuestras manos,
esa felicidad y tristeza,
esa desmesura de bondad.
Pero ya no están presentes aunque muertos parezcan estar.
Quisiera encontrar a esos amigos perdidos en el tiempo de la ignorancia
de años pasados que se convierten en segundos en el interior de mi cabeza,
quisiera compartir todo lo no compartido
quisiera darlos un abrazo sin fin.
Me gustaría atarlos en mi corazón dolido por su ausencia y no perderlos nunca
son parte de de mi vida,
son la esencia de un buen licor, la luna para la marea, la comprensión del cariño,
la alegría de vivir.
El tiempo pasa con desmesura
la ansiedad del saber se alía conmigo
la esperanza hace las últimas apuestas en la ruleta de la vida.
Espero con paciencia ese día en el que el ocaso muera dando paso
a la felicidad para que sepáis que yo Santiago Medina no os olvido
sois la meta de un sueño no acabado.
3 comentarios:
En nuestros deseos están demasiadas cosas inacabadas.
Que podamos soñar y vivir nuestros sueños.
Un abrazo.
hola santiago,gracias por invitarme a compartir este rincito tan entrañable lleno de tus poesias que son dignas de leer y disfrutar.
veo que tienes el formato de blogger pero no encuentro el link para hacerme seguidora,como hago para agregarte.yo agregare tu pagina en mi blog un rinconito de colores,alli lo veras.
te dejo un fuerte abrazo y felicitaciones por tu rinconcito!!!!!!!
FELIZ DOMINGO!!!!!!!!
Le felicito por su blog y por sus poemas. Su vocación es admirable. La poesía es lo único que nos puede salvar de la mediocridad y de la pobreza espiritual que cada día nos asedia. Me ha gustado mucho encontrar aquí dos poetas a quienes quise mucho y con los que mantuve una gran amistad: José Hierro y Concha Zardoya.
Un gran abrazo, colega.
Antonio Porpetta.
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