Caudal de vida que atempera mi cuerpo
frío sutil que alivia
mi ser
donde mi garganta agradece su tersura
suave como la añoranza
que en mi cabeza siempre dura.
Neonata del vientre de la montaña
grávida en invierno a
golpe de lluvia,
cariñosa amante es la nube que en su tierra se acurruca
dando aguas de amor sin ninguna duda,
cariño que su interior se agrupa
modelando cascadas de alegre manantial
buscando el fin del anhelante caño
inagotable universo de la locura
donde abreva el
rebaño
donde llegue el placer del caminante
lugar del fin de la
sequedad apenas dura
campo de encuentros de de la dichosa juventud
bregando con nobleza por su
inquietud
buscando el alivio de la oscura y fresca noche
allí donde acaban los reproches
patria del pasado en
plenitud.
Santiago Medina
18/08/2012